ACTIVIDAD BALLENERA

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BALLENEROS EN LA ANTARTIDA

El conocimiento geográfico y la sistematización cartográfica e hidrográfica, que aseguraran la navegación en la Antártida después de cuatro décadas de letargo, quedó develado en el corto lapso de una década, principalmente con los resultados de las expediciones de los balleneros de Dundee, 1892 y 1893; de Carl Antón Larsen 1892 a 1894; de Adrián De Gerlache, de 1897 a 1899 y de Otto Nordenskjöld, de 1901 a 1903. Algo más tarde las expediciones de Jean Charcot, 1903 a 1905 y 1908 a 1910 completaron la visión geográfica moderna de la región.
El conocimiento zoológico de las ballenas antárticas, en cuanto a su hábitat y migraciones, el problema quedó resuelto, con el estudio científico metódico, realizado por el zoólogo y botánico rumano Emile Racowitza, miembro de la expedición del “Bélgica” de 1897 a 1899. 
Así, apenas entrado el Siglo XX habían quedado verificadas todas las condiciones necesarias para que la actividad ballenera pudiera surgir y florecer en estas regiones.

Caza de ballenas, pingüinos, lobos y elefantes marinos

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La costa patagónica fue escenario de grandes matanzas en el siglo XIX hasta cerca de 1920, cuando prácticamente se prohibió en todos lados.
Utilizando palos, hachas o arpones, los cazadores atacaban una colonia de pingüinos o lobos de mar hasta prácticamente acabar con ella.
El aceite obtenido de su carne, pieles y grasa se cotizaban muy bien para uso industrial (lubricante) o para iluminación.

Cabeza explosiva de arpón ballenero (c. 1920)

El arpón se disparaba con un cañón y en la punta llevaba una granada que hería mortalmente a la ballena, la cual quedaba enganchada con el resto del arpón. 
En Enterprise Island, en la Antártida, entre los restos de una factoría flotante (Governoren), se han encontrado partes de un arpón.

Bote ballenero

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Típico bote ballenero utilizado en centros balleneros como Azores o, como en este caso, en New Bedford.
Eran utilizados directamente desde la costa cuando un vigía divisaba a las ballenas.
Los buques balleneros llevaban varios de estos botes y eran botados con una tripulación de seis hombres: cuatro remeros, un timonel y un arponero.
Se aproximaban a la ballena y el arponero lanzaba el arpón que tenía atado a un cabo (soga), que podía unirse a otros y formar una línea de varios cientos de metros. La ballena no bien es arponeada comienza una rápida huida con profundas inmersiones. Es la última oportunidad que tiene para escapar. En estos momentos es cuando se ve la habilidad de los hombres dado que van a remolque a alta velocidad retirando el timón y timoneando con un remo. Muchas veces la ballena gira al bote debiendo este navegar en popa.
Algunas ballenas como el cachalote presentaba batalla y en muchas ocasiones hundían el bote. Otras, como la franca, eran cazadas con mucha facilidad al ser muy mansas. En este intento de escapar iba perdiendo sangre y se iba debilitando cada vez más hasta que moría. En ese momento comenzaba el remolque hasta el barco ballenero donde se la faenaba.

(Museo Antártico Salas 13 y 14)